HORIZONTES DE REDES NOOSFERICAS

Nada de lo aquí escrito nos pertenece.Si hubiese alguna pertenencia,sería el lazo noetico con el cual se han atado tantas bellas flores de conocimiento que son ofrecidas a la humanidad como un ramillete de noologias...... TOD@ TEXTO/ILUSTRACION ES USAD@ CON FINES DE DIFUNDIR VISIONES SOBRE NUESTRO UNIVERSO Y SUS PENSADORES. SI ALGUIEN SE SIENTE AFECTAD@ POR ELLO, CON SUMA DILIGENCIA RETIRAMOS DE ESTE PORTAL SU APORTE SOBRE EL PARTICULAR EN RAZON DE SU SOLICITUD PERSONAL EN LA EXPLICITUD ESCRITA Y DIRECCIONADA DE SU AFECTACIÓN

sábado, 9 de mayo de 2009

apophis (99942)

 
 
Nuestro destructor, al que hemos bautizado Apophis (un ser de la mitología egipcia con la forma de una gigantesca serpiente) fue descubierto en el 19 de junio de 2004 por los astrónomos Roy A. Tucker, David J. Tholen, y Fabrizio Bernardi desde las instalaciones del "Kitt National Peak Observatory", en Arizona (Estados Unidos). En pocos meses nuestros científicos habían deducido su trayectoria y llegado a una conclusión inquietante: Apophis pasaría muy cerca de nuestro planeta en 2029. Pero lo más alarmante era que los modelos generados por ordenador preveían que el asteroide y la Tierra volverían a cruzar sus caminos en 2036, pasando a solo unos 40.000 Km. de su superficie. Puede parecer mucho, pero es la altura a la que están nuestros satélites de comunicaciones, y cinco veces más cerca de lo que se encuentra la Luna. Los matemáticos calcularon que había una posibilidad entre 45.000 de que Apophis nos golpease, y confiamos en ellos. A nadie pareció importarle el hecho de que si nos impactaba, el choque tendría el mismo efecto que si se detonasen 20.000 bombas atómicas. Al fin y al cabo, nuestro 2036 estaba lejos en su futuro y había problemas más inmediatos para atender. Hoy tendrá lugar el último amanecer que un hombre observe en la Tierra. En pocas horas Apophis, cuya órbita sólo difería en un 0.0003% de lo calculado años atrás, nos dará de lleno.
Este es el trozo de roca llamado Apophis.
Este es el trozo de roca llamado Apophis.

El párrafo anterior, obviamente, es solo un relato mas que ficticio de lo que podría pasar si no prestamos atención a los trozos –a veces gigantes- de roca que poseen órbitas que los acercan peligrosamente a la Tierra. Pero Apophis existe, y hay un riesgo muy real de que nos impacte dentro de 20 o  27 años. A pesar de que los científicos han catalogado el nivel de probalilidad de impacto con este cuerpo celeste como el más alto de la historia, lo cierto es que la gran mayoría de la humanidad ignora por completo la existencia de esta moderna "espada de Damocles" que pende sobre sus cabezas. Sin embargo, el caso Apophis está despertando el interés de la comunidad científica, y varios equipos han comenzado a analizar en profundidad y seriamente qué es lo que podría pasar y cómo puede afectar a la raza humana.

Hay algo que debemos tener muy en cuenta: Apophis no está solo. Conocemos la existencia de muchos
asteroides como él, que con cierta regularidad pasan a distancias pequeñas –astronómicamente hablando- de la Tierra. Sin embargo, estamos muy lejos de poder detectar todos los asteroides que vagan por el espacio, y es particularmente difícil detectar a los más pequeños (de "solo" unas decenas de metros de diámetro) cuyas trayectorias no son regulares. Se trata de cuerpos oscuros, que no emiten luz, "escondidos" en la negrura del espacio, y que se mueven a velocidades de vértigo. A veces solo podemos detectarlos unas pocas horas antes de que nos choquen. Cualquiera de ellos tiene el potencial de diezmarnos o directamente eliminarnos por completo. Es evidente que se trata de un problema que merece toda nuestra atención.

Hay algo que debemos tener muy en cuenta: Apophis no está solo.

Para investigar la mejor forma de desviar este y otros asteroides hacia una órbita que resulte inofensiva, un equipo dirigido por David Dearborn, del Lawrence Livermore National Laboratory (California) ha elaborado un modelo que muestra el efecto que tendría una explosión nuclear en la trayectoria de un asteroide. Su asteroide virtual tiene un kilómetro de diámetro y está compuesto por escombros rocosos débilmente unidos entre sí por la gravedad. Esta composición no es un capricho: los científicos planetarios aseguran que esta es la más probable en el caso de los "pequeños" asteroides.

Podríamos intentar destruir el asteroide con una
bomba nuclear, pero se correría el riesgo de que se fracturase en trozos algo más pequeños que todavía fuesen una amenaza para la Tierra. También podríamos golpearlo con un objeto pesado para desviarlo, pero se corre el riesgo de fracturar su estructura. Sin embargo, los científicos dicen que ahora puede haber una tercera opción, que implica desviarlo suavemente de su trayectoria mediante la explosión de un artefacto nuclear a una distancia muy bien calculada, o mediante el uso de láseres de alta potencia.

Un pedruzco como este puede acabarnos.

Por ejemplo, una detonación nuclear de 100 kilotones que se produzca a unos 250 metros detrás del asteroide, debería modificar su velocidad en unos 6.5 milímetros por segundo. Esta velocidad adicional bastaría para que pase por la orbita de la Tierra varias horas antes de que nuestro planeta llegue a ese punto, salvándonos del impacto. Es decir, en lugar de destruirlo o desviarlo, puede resultar más fácil y seguro acelerarlo para que se adelante al paso de nuestro planeta. Por supuesto, para que esto de resultado debemos implementar una red de vigilancia que nos alerte con el tiempo suficiente para hacer los preparativos y enviar el explosivo al espacio. Dicha red no debe depender de un presupuesto que sea modificable  por los caprichos del gobierno de turno.

Por supuesto, no se trata de una técnica exenta de riesgos. Los modelos muestran que, dada la composición débilmente amalgamada de la mayoría de los asteroides, aproximadamente el 1% de su masa puede seguir a la velocidad original, impactando de todos modos contra la Tierra. No obstante, siempre es mejor recibir un pequeño impacto que uno que nos deje completamente fuera de juego.

Una detonación nuclear, irónicamente, podría salvarnos.

Otra de las ideas que la NASA está estudiando seriamente consiste en mandar una sonda al asteroide con una carga de tiza (sí, leíste correctamente: de tiza) para pintar una de las caras del asteroide de blanco. Este método podría ser más eficaz que el de la bomba atómica si el asteroide está a años de distancia de la Tierra, porque la tiza reflejaría la luz que el asteroide recibe del sol y esos fotones empujarían al asteroide modificando su órbita. Este cambio sería muy pequeño, pero si actúa durante varios años podría ser suficiente para que no nos impactase. Parece que Bruce Willis debería haber ido al espacio con una bolsa de polvo de tiza blanca.

El uso de láser de alta potencia también es una alternativa, y su funcionamiento es muy similar a lo explicado en el párrafo anterior, solamente que en lugar de emplear la débil radiación solar, utilizamos potentes rayos láser como los que sabemos
algunos gobiernos han desarrollado con fines bélicos. Como fuese, hay solo una alternativa que no debemos tener en cuenta: el permanecer pasivos frente al problema. Tenemos evidencia clara de que estas piedras caen sobre nuestro planeta. Lo han hecho antes, y volverán a hacerlo en cualquier momento. Si queremos permanecer con vida, tenemos que ponernos a trabajar ya mismo para resolver este problema.

 
 
El asteroide "Aphophis", descubierto el año 2004, es una roca de 140 metros de diámetro y de impactar con la Tierra, en su ángulo destructivo, el impacto tendría un efecto similar al de 20.000 bombas nucleares. En los últimos días se ha alertado sobre las posibilidades que impacte nuestro planeta en el 2029. Si eso sucediera uno de los lugares donde podría tener lugar el impacto Venezuela, según acaban de revelar estudios de la NASA.

 

La NASA anuncia que una tempestad solar puede causar un desastre en 2012


Un reciente informe (un dossier de 145 páginas) realizado para la NASA y la ESA a traves de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. corrobora las apocalipticas predicciones para el año 2012. El informe dice que se espera para el 2012 una tormenta solar que dara al traste con todos los sistemas vivos en la Tierra.

Es la primera vez que algunos de los científicos de la NASA están empezando a creer las profecias de los mayas y los indios hopi. Estas personas predijeron el final de la Quinta Era (actual) con una gran tragedia cósmica. Y la NASA dijo en lo publicado por la Academia Nacional de Ciencias, que es un motivo de preocupación lo que estamos publicando a continuación. En este número se habla explícitamente de los riesgos potenciales de una serie de eventos catastróficos que se sucederan a lo largo de 2012. Estos eventos se caracterizan por el bombardeo de tormentas solares reales y por enjambres de un asteroide.

Esto es lo que llevo a la idea de recoger semillas que se mantienen en la isla de Svalbard, ¿No se han percatado de ello? El túnel que fue construido hasta Svalbard está situado a medio camino entre Noruega y el Polo Norte, y tiene la capacidad de contener 4,5 millones de diferentes muestras de semillas. Ya que cada muestra contiene 500 semillas de promedio, alrededor de 2,25 millones de semillas pueden ser contenidas. Están situadas en la región ártica de almacenamiento para el caso de una futura catástrofe que podría eliminar los cultivos alimentarios. La posición ha sido cuidadosamente escogida después de realizar una consulta a varios científicos, con la finalidad de ofrecer la máxima protección a las semillas. Se ha construido un túnel subterráneo de 120 metros dentro de una montaña, y a una altura de 130 metros sobre el nivel del mar, en el permafrost, a fin de que las muestras permanezcan congeladas, incluso sin electricidad, como nos comentó el astrofísico experto en amenazas del espacio Jacco Van der Worp y Marshall Masters experto en materia rocosa espacial y la crisis climática de 2012.

"En 2012 existe la amenaza de la reaparición de un poderoso fenómeno magnético que traerá como consecuencia la perdida de las comunicaciones en todo el globo terrestre." comenta Marshall

La noticia pone los pelos de punta, en primer lugar, se perderá toda comunicación, olvidense de la red (por supuesto inalambrica), por teléfono, a través de bluetooth, a través de satélite. Las alarmantes consecuencias del escenario pintado por la NASA en 2012 ponen en peligro, de hecho, la vida cotidiana de todos y, la seguridad nacional de cualquier país, incluso con un mínimo sistema de telecomunicaciones.

Esta situación se producirá en la denominada "fase activa", que atraviesa el Sol cada 11 años, durante este período, nuestra estrella puede generar tormentas magnéticas más o menos potentes, capaces, según la mayor o menor intensidad, dejar fuera de uso los satélites, es también una amenaza para la seguridad de los astronautas o, en casos excepcionales como el previsto para 2012, representar la destrucción de los sistemas de telecomunicaciones y de distribución de energía. Cuando estos sistemas caigan y hagan saltar en cascada otros secundarios rápidamente, traerá consecuencias muy graves: "El impacto de la tormenta podrían caer sobre las estructuras interconectadas, con efectos devastadores: la distribución del agua potable se hará del todo imposible en pocas horas, se perderan los alimentos que se encuentren en camaras en el espacio comprendido entre 12 y 24 horas, los meios de transporte también se verán afectados", preve Jacco

Pero lo que es peor, escribe el equipo dirigido por Daniel Baker, director del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado, es que

"los servicios de emergencia podría ser interrumpido y el control sobre el país perdido"
 
Conocido previamente por su designación provisional 2004 MN4 es un asteroide con una órbita próxima a la de la Tierra. Según los datos de la NASA, el Apophis pasará muy cerca de la Tierra en 2029 y 2036 y una pequeña colisión con otro asteroide podría desviarlo hacia nuestro planeta, donde produciría un efecto superior al de 40.000 bombas atómicas.

Para evitar esta catástrofe, la NASA está considerando estudiar físicamente el asteroide. Allí en el asteroide, con la ayuda de un sofisticado equipo, un astronauta se encargaría de recoger información vital para descubrir cómo desviar o destruir esa gran roca. El gran problema es que hasta el momento no existe ningúna nave capaz de llevar a un astronauta hasta el asteroide. Además, destruirlo podría crear una lluvia de asteroides más pequeños que saldrían disparados como misiles sin desviar mucho su ruta, por tanto, según los científicos, la mejor opción es desviar su trayectoria actual hasta ponerlo en una órbita segura para la Tierra.

Aproximaciones y peligro de impacto
Poco después de su descubrimiento, diversos sistemas de cálculo de trayectorias de todo el mundo calcularon la próxima fecha de máxima aproximación, coincidiendo todos ellos en el 13 de abril de 2029. En ese día, Apophis brillará como una estrella de magnitud 3,3 (visible a simple vista). Esta aproximación será visible desde Europa, África y el oeste de Asia.

Seguidamente se calculó también la probabilidad de impacto. Contrariamente a lo habitual, durante los primeros días las nuevas observaciones hicieron aumentar la probabilidad de impacto en lugar de reducirla, llegando hasta un 2,7% (1 entre 37). Esta relativamente alta probabilidad combinada con la medida del asteroide hicieron que Apophis recibiese el nivel 4 en la escala de Turín y 1,10 en la escala de Palermo. Estos valores son los más altos que ningún asteroide haya conseguido jamás.
El 27 de diciembre Apophis fue encontrado en imágenes previas a la fecha de descubrimiento, y el cálculo de su órbita pudo ser afinado, eliminando cualquier posibilidad de colisión para 2029, pero manteniendo un cierto riesgo para 2036.
La Fundación B612 efectuó estimaciones de la ruta que seguiría Apophis si el impacto de 2036 fuese a ocurrir, como parte de una iniciativa que está realizando para desarrollar una estrategia viable para desviar el asteroide con suficiente anticipación.   El resultado es un corredor angosto de unos pocos kilómetros de ancho, denominado la trayectoria de riesgo, la cual se ubica en la parte sur de Rusia, cruzaría el Pacífico, pasando a cientos de kilómetros de las costas de California y México, y luego proseguiría entre Nicaragua y Costa Rica, continuando por el Mar Caribe hasta cruzar por las regiones norteñas de Colombia y Venezuela, finalizando su recorrido en el Atlántico, poco antes de llegar a Africa.

Observaciones recientes
El 6 de mayo de 2006, cuando el asteroide se encontraba a 42 millones de kilómetros de la Tierra, astrónomos de la NASA volvieron a medir su velocidad mediante el radiotelescopio de Arecibo, Puerto Rico. El resultado fue diferente al esperado en 6 milímetros por segundo. Esta corrección, aunque parezca diminuta, con el tiempo será lo bastante grande como para que la trayectoria del asteroide sea diferente a la calculada inicialmente, reduciendo el peligro de impacto con la Tierra.
Probablemente esta sea la última oportunidad de obtener buenas medidas de radar de Apophis en varios años, ya que pronto se encontrará demasiado cerca del Sol para poder realizarlas. En 2013 el asteroide volverá a estar en una buena posición para nuevas observaciones.
Sin embargo, probablemente se pueda observar ópticamente Apophis antes de esta fecha. Para el mes de enero de 2007 se esperaba poder determinar su velocidad de rotación. Se trata de una medición importante, ya que si una cara del asteroide recibe una cantidad de radiación solar sustancialmente mayor que la otra, ésta puede ejercer una pequeña fuerza sobre el asteroide, que con el paso de los años puede cambiar su trayectoria.
A fecha de 24 de mayo de 2006, Apophis continuaba en el nivel 1 de la escala de Turín, aunque desde finales de febrero había sido sobrepasado por el asteroide 2004 VD17. Sin embargo, la aproximación de 2029 alterará significativamente su órbita, haciendo que las predicciones posteriores a dicha fecha sean inciertas.

La falsa corrección

El 4 de abril de 2008, comenzó a propagarse por el mundo una falsa noticia: un adolescente alemán de 13 años había corregido a la NASA en las probabilidades de colisión de Apophis con la Tierra, y la NASA había pedido disculpas y aceptado su error.
Este hoax fue publicado inicialmente por Bild-Zeitung,  y luego fue difundido al resto del mundo por la agencia AFP (según informa publico.es). Dicha información indicaba que al estudiante de Potsdam, "le ha bastado un telescopio del instituto de Astrofísica de Potsdam (AIP) y hacer unos cálculos para dejar en ridículo a la NASA".
Posteriormente, la NASA ha ratificado su cálculo, y niega haber tenido algún contacto con el joven alemán. Donald K. Yeomans le habría informado al blog cosmos4u que no han tenido correspondencia, y que la historia es absurda, un hoax, o ambos. Frank Spahn (quien figuraba como respaldo en el hoax) asegura que en enero o febrero había atendido una consulta del niño, pero que nunca se mencionó la idea de una colisión. Y que la siguiente vez que oyó sobre él fue en la publicación de Bild y junto a su nombre. Cuando lo contactó para pedirle una copia del informe, el niño aseguró que un virus había borrado su disco rígido, y que la única copia la tenía el jurado del concurso (en el que se presentó y ganó).
 Por lo anterior, el ex astronauta Rusty Schweickart, informó que fue enviado a la NASA un mandato presidencial por parte del congreso de Estados Unidos, con el propósito de realizar un seguimiento a los asteroides que están próximos a la tierra y revelar otros nuevos objetos amenazantes.

Mientras tanto, la asociación de Exploradores Espaciales, que esta integrado por antiguos astronautas y cosmonautas, pretende realizar diversas conferencias con el propósito de realizar propuestas formales que serán presentadas a las Naciones Unidas el año 2009, con el fin de crear las políticas de prevención, en el caso que un asteroide pueda colisionar con el planeta, además de detener el poderío de Apophis.

La única forma de minimizar los problemas es mantener una observación permanente del Sol, vigilar y estudiar con detalle las tormentas magnéticas, y de intervenir a nivel tecnológico para fortalecer las infraestructuras relativas a las comunicaciones. "Un fallo catastrófico de la infraestructura y del gobierno, tanto en el espacio como en la Tierra, puede ser mitigado por el aumento de la preparación de la gente sobre estos temas, el fortalecimiento de las estructuras en desarrollo vulnerables en previsión de las tormentas solares", comenta Baker concluyendo la investigación, "Sin acción o sin planes de prevención, la mayor dependencia de tecnología avanzada, pero sensible a los fenómenos del espacio puede hacer nuestra sociedad muy vulnerable en el futuro y enviarnos a la edad media".
 
El documento determinará políticas globales, incluyendo quién debe estar a cargo de los planes para desviar un objeto. "No es sólo 'Apophis' lo que estamos buscando. Cada país está en riesgo. Necesitamos una serie de principios generales para abordar este tema", sostuvo Schweickart, miembro de la tripulación del Apollo 9 que rodeó la luna en marzo de 1969. El ex astronauta hizo estas declaraciones ante una conferencia de la American Association for the Advancement of Science en la ciudad de San Francisco. Schweickart planea presentar la próxima semana ante el Comité de Uso Pacífico del Espacio Exterior de Naciones Unidas una actualización de los planes para desarrollar un proyecto, a fin de establecer una respuesta mundial frente a la amenaza de un asteroide. La Asociación de Exploradores Espaciales pretende realizar este año una serie de reuniones de trabajo de alto nivel para elaborar un plan, y hará una propuesta formal a Naciones Unidas en el año 2009, anunció Schweickart. Por el momento, la opción más factible para afrontar el peligro que suponen estas rocas espaciales potencialmente peligrosas para la Tierra sería enviar una nave que usaría la gravedad para alterar el curso de los asteroides, de manera que no amenazaran la Tierra, según explicó el astronauta Ed Lu, veterano de la Estación Espacial Internacional. El denominado Tractor de Gravedad podría mantener una posición cerca del asteroide, y arrastrarlo levemente, de modo que con el tiempo lo desviaría de su curso. Un asteroide del tamaño de 'Apophis', de unos 140 metros de largo, podría tardar aproximadamente 12 días en ser arrastrado por la gravedad, agregó Lu. La hipotética misión costaría unos 300 millones de dólares. El lanzamiento adelantado de una misión para desviar un asteroide podría reducir el nivel de energía necesario para alterar su curso e incrementar las posibilidades de un resultado exitoso, dijo Schweickart. La NASA señala que el efecto de un objeto de 140 metros de largo al impactar contra la Tierra dependería del compuesto del asteroide y del ángulo del golpe.
 

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