HORIZONTES DE REDES NOOSFERICAS

Nada de lo aquí escrito nos pertenece.Si hubiese alguna pertenencia,sería el lazo noetico con el cual se han atado tantas bellas flores de conocimiento que son ofrecidas a la humanidad como un ramillete de noologias...... TOD@ TEXTO/ILUSTRACION ES USAD@ CON FINES DE DIFUNDIR VISIONES SOBRE NUESTRO UNIVERSO Y SUS PENSADORES. SI ALGUIEN SE SIENTE AFECTAD@ POR ELLO, CON SUMA DILIGENCIA RETIRAMOS DE ESTE PORTAL SU APORTE SOBRE EL PARTICULAR EN RAZON DE SU SOLICITUD PERSONAL EN LA EXPLICITUD ESCRITA Y DIRECCIONADA DE SU AFECTACIÓN

domingo, 6 de julio de 2008

tiempos....




Correr el velo

Faltan diez minutos para la medianoche, en vísperas de Samhain, la última cosecha del año y la festividad de los difuntos. El mundo se llena de energías que laten, esforzándose tras el velo por llegar hasta la humanidad, por recordar y por recuperar el don de la memoria. Te encuentras de pie en un gran claro solitario. Algunos dicen que es un bosquecillo, otros lo llaman nemetón. Los altos abetos que flanquean tres lados de este lugar mágico permanecen firmes y majestuosos, sus ramas oscuras y veladas invitan al secreto y la protección. Detrás de ti queda el rastrojo del maizal, que aparece blanco a medianoche, cuyo producto ha entregado a los hombres para que prosperen durante los meses duros y fríos que vendrán. El asqueroso veneno de la humanidad humea a lo lejos: las ciudades rebosan de delincuencia y desesperación, corrupción y ambición. Ya no eres una persona de hace siglos, sino del presente. La neblina flota y se desliza sobre el suelo. Ligera, plateada, roza los dobladillos de los pantalones y de los vestidos largos y pesados, acaricia mantos y capas de muchos tonos. La luna inicia su arduo viaje por el cielo, proyectando marfileños rayos ondulados de magia sobre todo lo que hay debajo. Como antes, eres uno más entre muchos, jóvenes y ancianos, gruesos y delgados. Fluctúa ante ti un mar de caras, cada una de las cuales apenas puede ocultar una tensa expectativa. Ojos de todas las edades observan el bosquecillo con detenimiento. ¿Les parece que todo está dispuesto? Los susurros ondulan en la niebla, tejiendo los hilos de unidad entre la gente. Lo sientes. Buscan la unión con el universo, se acercan y después se separan. Con alivio, sabes que por fin formas parte de los que te rodean, que todos buscáis un objetivo común. Observas a una mujer solitaria que contempla el cielo envenenado; sus labios forman una línea que indica determinación. El aire frío de la noche hace ondular su manto gris. Se dirige suavemente al centro del círculo, deslizándose entre las intensas sombras titilantes de las antorchas que la rodean. Prestas atención a lo que susurra la gente. -¿Qué vamos a hacer? -le dice una anciana a su acompañante. -No te creas que esta noche vaya a cambiar nada -le responde el joven. -Las cosas no han salido del todo bien desde la última vez que viniste -dice la mujer que está a tu lado-. Aunque los maestros hagan esfuerzos por ocultarlo. La mente del grupo te afecta. Es un pensamiento fugaz, una punzada de dolor. La desesperación serpentea a través de su energía. Puede que sea la esperanza lo que aliente a los demás, o el temor lo que les envuelve la mente. Tal vez sea más que pura determinación. Con manos graciosas y hábiles, la mujer de gris prepara la fogata y se inclina con reverencia cuando se encienden las llamas. Se hace el silencio en el bosquecillo cuando las llamas se elevan hacia el cielo, lamiendo y escupiendo chispas que se niegan a morir. Todos, hombres, mujeres y niños, se acercan a la hoguera y se dan la mano. Una anciana coloca su bota junto al pie del hombre que tiene a su lado, y él hace lo mismo con la persona que le sigue, hasta que todo el círculo se une y se cierra. Eres uno con el latido del universo. En silencio, la mujer apoya las manos sobre un montículo de tierra que hay cerca de la fogata. Con los ojos cerrados, habla en voz baja. Pronuncia palabras que sólo escuchan los dioses. Se acerca a un cuenco de agua y hace lo mismo. De un bolsill de su manto gris de lana extrae un puñado de hierbas en polvo. Girando la muñeca con delicadeza, echa el polvo en las fauces de las llamas, murmurando con el silbido y el chisporroteo de la madera. Con los brazos extendidos, retrocede. La niebla y la fragancia se elevan en una nube voluminosa por encima del lugar sagrado. A tu alrededor, muchas personas inhalan el aliento sagrado de los elementos. Cierras los ojos y aspiras tú también, lentamente. Te envuelve una cálida sensación de amor. Las cargas de la vida suben y desaparecen, capa a capa. Tu corazón está libre, tu alma se purifica. Todos respiran al unísono. Eres uno de ellos. Las nieblas sigilosas y la fragancia que se expande se fusionan por encima de la fogata. Te das cuenta de que haya unas cuantas personas en la arboleda sagrada que quieren soltarse y echar a correr, pero la mente de los maestros las contiene: esto no debe ocurrir. Sientes el contacto mental de los fuertes y los puros que mantiene unidas las energías dispersas que tratan de liberarse. -Todavía no se ha cerrado el círculo -farfulla una joven. -¡Calla! -dice entre dientes la anciana que hizo que la gente se acercara-. ¡Todavía no conoces todos los misterios! La forma que hay encima de la fogata se compacta. La mujer del círculo se arrodilla junto al montículo de tierra, hunde las manos y recoge el polvo fino en el hueco de las palmas. Se pone de pie y levanta hasta el pecho las manos ahuecadas. -Cuando las arenas del tiempo se disuelven en la unidad del universo, invoco a los Antiguos para que nos protejan y nos infundan su sabiduría. Ancestros de antaño, levantaos y sumaos al puente humano que os aguarda. -Y al decir esto abre los brazos poco a poco y separa los dedos, de modo que la tierra cae al suelo. Desde las sombras que proyecta el parpadeo de la fogata, los espectros de los seres queridos pasan entre los vivos. De pronto, te das cuenta de por qué estás aquí. Es tan sencillo y, al mismo tiempo, tan complicado. No importa si has estado practicando a solas o con un grupo. No importa si te has dedicado tú mismo o con la ayuda de alguien. Lo que importa es el gran misterio. Comprendes de antemano que todos los que están allí tienen el mismo objetivo. Todos juntos, despertaréis a la Madre que ha dormido dos mis años. El reinado de su Hijo se acerca a su fin. Bajo la tutela del Hijo, los hijos de la Madre aprendieron a amar, a trabajar y a desarrollarse en el plano terrestre, en gran medida como el propio Hijo. Es hora de reunirse con ella y de recuperar el equilibrio del planeta. Sólo en Samhain la Madre puede despertar de su sueño profundo entre los muertos. Entonces surgen de su pueblo nuevas leyendas, leyendas de prosperidad, paz y amor. La mujer del círculo alza los brazos y entrelaza las manos, con los índices extendidos, apunando a la fogata. Madre sabia y Madre fuerteDespertad y fijaos en vuestra poderosa multitudDesde el vértice alumbradUn círculo mágico a nuestro alrededor.
Aparece un punto azul en el centro de la fogata, que crece hasta convertirse en un círculo azul brillante que rápidamente envuelve a todos los presentes y forma una burbuja protectora rodea a todo el grupo, por arriba y por abajo. -¡Igual por arriba que por abajo! -grita la bruja-. ¡El círculo queda sellado! -El aullido del viento y el de los lobos resuenan en los oídos de todos, pese a que no hay ningún movimiento físico. -¡Ahí viene! -exclama excitado un niño-. ¡Ahí viene! El corazón te late con fuerza, por la expectativa. La mujer vuelve a señalar el centro de la fogata. Madre sabia y Madre fuerteDespertad y fijaos en vuestra poderosa multitudDel elemento del aireTraed a nuestra Madre, sabia y hermosa.Del elemento del fuegoTraed a la Madre que deseamos.Del elemento de la tierraDe su esencia, alumbradla.Del elemento del aguaTraednos a la Hija sagrada.La multitud se pone a dar patadas en el suelo mientras repite de forma monótona las palabras de la mujer. Se te empiezan a poner de punta los pelos de la nuca. Un grito. Un crujido. En medio del círculo está el Dios de pie, los músculos tensos a la luz de la hoguera, la cabeza poderosa lanza chispas doradas desde las puntas de sus astas. Un silencio dulce y oscuro desciende sobre el círculo. Alza al cielo sus ojos de ébano. -Despertad ahora, Señora mía, porque nos ha llegado la hora. Como me disteis hace tanto tiempo, he cuidado de vuestros hijos. Ya he cumplido con mi deber. Juntos, vuestros hijos y yo esperamos vuestro regreso. Despertad, Señora mía, al nuevo siglo. La tierra resuna, los árboles se estemecen, pero la gente permanece inmóvil. De debajo de la tierra suenan los gritos del alumbramiento, que atraviesan el aire con intenso frenesí y entran en el círculo. El centro de la fogata late y se expande. Se te llenan las fosas nasales de un aire electrificado. Emerge la Diosa, como el ave fénix de las llamas. Los cuervos bajan desde el oeste, cerniéndose y chillando en el aire sobre su cabeza iluminada. Sonriendo, sale flotando de la hoguera y abraza al Dios. ¡Ha aparecido! Se corre el velo. Fuente: Cómo preparar un caldero mágico de Silver RavenWolf

En la noche del solsticio de verano, el día más largo del año. Una época excepcional, llena de un ilimitado poder y misterioSe encuentra de pie en un amplio y apartado claro, flanqueado a tres bandas por las oscuras y perennes faldas de la madre naturaleza. Detrás de usted se extiende un ondulante campo de maíz en época de crecimiento.Arriba, brilla la luna. Una luna llena que proyecta la luz de la vía láctea en muestro planeta, igual que el pecho de una madre que espera el momento de amamantar a su hijo. El resto de cielo extiende por la órbita resplandeciente, negro y aterciopelado, salpicado por una multitud de estrellas centelleantes.Respira profundamente, aspira los aromas dulzones de un fresco día de verano. El campo, la oscuridad, los sonidos de la noche, el bosque y la luna, todo se confunde en un tiempo que no existe.Cuando mira alrededor del claro, se da cuenta de que no es más que una entre montones de personas; viejas, jóvenes, robustas o delgadas. Ellas, como usted, han venido de distintos lugares lejanos para estar aquí esta noche. Un mar de rostros, que apenas logra enmascarar la expresión de sorpresa, emite susurros que se funden con los insectos nocturnos. Reina una atmósfera de paz y unidad con ambos mundos.Un secreto, igual que el rumor de una suave ola, se mueve entre la multitud. En silencio, todo el mundo forma un círculo. Una nube solitaria corre a saludar a la luna y ensombrece su brillo por un instante.En la oscuridad, hombres, mujeres y niños se cogen de las manos. Una vez más, la luz se filtra entre la gente; puede oírse el murmullo asustado de la multitud.En el centro del círculo, vacío hace unos minutos, está intensamente iluminado por el aura de una mujer.Ella es diferente. Usted trata de escudriñar en sus recuerdos pero no es capaz de evocar a nadie igual, ni en esta vida ni en ningún retazo de memoria que su sórdido cerebro le permite rememorar.Exhibe un porte erguido y orgulloso. Sus delicados y, a la vez, fuertes brazos se elevan hacia el cielo, atrayendo la luz de la luna hacia su pecho. Hacia su alma. Está recubierta de un material brillante que ningún ser humano ha fabricado todavía. Es maravilloso presenciar cómo la envuelve, como carne fina que besa la noche.Algunas personas la ven como una belleza de cabellos de color azabache y otros como una princesa de cabellos dorados. Sin embargo, hay personas que ven a una feroz guardiana pelirroja. Para usted, su piel parece de color miel de almizcle pero para el hombre que está a su lado brilla como ébano pulido.Entonces se da cuenta de que está conectado con los pensamientos de todas las personas del universo. Mirar su rostro radiante significa que le roben el aire de los pulmones y jadea con los ojos pestañeando, ligeramente temeroso de ahogarse en la lógica de la nada. La sensación desaparece, su respiración se normaliza y su corazón late con fuerza.Mirar dentro de ella es experimentar lo divino... ¡La Diosa!La mente racional no acepta la premisa creativa de la divinidad. Por este motivo, usted se debate internamente entre si está observando carne humana o un producto de los cielos. Unos le han dicho que ese ser humano es Aradia, la Reina de las Brujas. Otros le han dicho que es la encarnación de la propia Diosa y otros dicen que es la hija de la Diosa, ya que ella no pudo encarnarse totalmente en ser humano.Independientemente de su lucha, sabe que ha estado esperando mucho tiempo para verla. Aunque las personas que se encuentran aquí le resultan totalmente extrañas, finalmente se siente como en casa. Éste es el lugar al que pertenece.Ella habla, su voz plateada resuena fuert y real. Atónito, contempla cómo los más altos Arboles del claro se inclinan con respeto cuando ella empieza la invocación:¡Escuchad mis palabras y conocedme!¡Me llamarán de mil maneras!¡S0y la doncella eterna!¡Soy la gran madre!¡Soy la anciana que posee la llave de la inmortalidad!¡Estoy envuelta en misterio, pero todas las almas me conocen!
Desciende los brazos y los abre en dirección a todas las personas que forman el círculo a su alrededor. Una niña grita atemorizada, alterando la paz del círculo. Su madre, horrorizada, trata de apartarla mientras la pequeña irrumpe en un terrible chillido.Pero Aradia se limita a sonreír y atraer hacia sí a la niña. Coloca los brazos como si quisiera acunarla y, éstos, antes deshabitados, cogen a la niña y la acercan a su pecho. La madre se queda al lado de un espacio vacío en el círculo.Si hubiera una única persona entre la multitud que no creyera en su realidad, seguramente aparecería en este momento, mientras la pequeña descansa en el hombro de Aradia con apacible alegría.
Todavía con la niña en brazos, Aradia extiende con elegancia el brazo hacia el cielo y dice:
¡Escuchad mis palabras y conocedme! Cuando la luna se elevehacia los cielos, los niños vendrán a mí. Una vez al mes, durantela luna llena, se reunirán en un lugar secreto, como éste, yadorarán mi espíritu. ¡El espíritu de la Reina de las Brujas!Y bajo mi mirada vigilante, mis hijos aprenderán acerca de losmisterios de la tierra, la naturaleza y los caminos de la magia.¡Lo desconocido se dará a conocer y se revelará lo oculto, inclusolas almas se verán traspasadas por mi luz!¡De micaldera se beberá todo el conocimiento y la inmortalidad!
Hace una parada para acariciar la cabeza de la chiquilla, y después la posa suavemente en el suelo. La cría corre hacia su madre, con un rostro angelical y sereno, radiante y bendito.Aradia empieza a deslizarse despacio por el círculo de gente, mirando atentamente todos los rostros entre las sombras. Dice:
Seréis libres de la esclavitud y bailaréis, cantaréis y haréiscelebraciones. ¡La música os rodeará, ya que mío es el extásis delEspíritu y mío también es el júbilo de la tierra!
Sus ojos se engrandecen e iluminan y su voz estalla enérgicamente al tiempo que proclama:
¡No pido ningún sacrificio!¡Miradme, soy la madre detodas las cosas vivientes!
Coloca la palma de la mano derecha en la frente de un hombre y grita:
¡Cread y curad!
Entonces, baja el tono de voz y guiña el ojo a otro hombre.
Sed fuertes pero flexibles.
Se vuelve súbitamente hacia una anciana:
Sed nobles, aunque reverentes.
Después, toca ligeramente la barbilla de una atractiva joven:
Parid y reproducios.
Y esboza una sonrisa seductora. Se mueve por el círculo, tocando a cada persona, infundiéndo palabras de ánimo para la esperanza y los sueños, dejando de lado el miedo y el odio.
¡Y, cuando el ciclo de la luna empiece a crecer y decrecer y acrecer de nuevo, igual que las estaciones se suceden a ritmosuave una detrás de otra, desde la siembra hasta la siega, desdela muerte aparente hasta el renacimiento... Así mis hijosdescubrirán su propio camino en los dos mundos!
Su corazón empieza a latir a ritmo primal mientras ella se desliza, hacia usted. Su estómago palpita de esa forma que le resulta tan familiar cuando percibe que es a usted a quien ha escogido. Ella está frente a usted. Puede sentir la envolvente calidez de su perfume de almizcle, o ¿acaso sea lavanda? Es tan bella que le parece que sus ojos nunca volverán a ser los mismos.La mano de ella toca con delicadeza su hombro y transmite un extático torbellino de energía que recorre todo su cuerpo y después se posa en su estomago. Habla con un susurro que, sorprendentemente, todo el mundo puede escuchar:
Y proferiréis estas palabras...Amaré y no haré daño a nadie.Viviré, amaré, moriré y reviviré.Conoceré, recordaré, sabré,y abrazaré una vez más.En beneficio de todos, y sin perjuivio para nadie.Mi voluntad esQue así sea haga¡Y así será!
Usted pronuncia estas palabras. Todo el mundo pronuncia estas palabras. Ella vuelve al centro del círculo, son que se note que se mueve; pero ahí está de nuevo. Su energía recorre cada molécula de su cuerpo. El círculo empieza a llenarse de las fluctuantes notas que surgen de las gaitas, arremolinándose en un espiral nebulosa hacia ella. En el lugar donde ella se encontraba de pie, ahora se materializa un ser elevado, mitad bestia, mitad hombre. Su cuerpo está cubierto de una fina irisación dorada. Los musculosos brazos de bronce de Él la envuelven suavemente como si estuviera hecha de la más ligera de las hadas. Dos enormes cuernos retorcidos nacen de su cabeza, relumbrando con una luz que parece provenir de Él. Ella no se asusta ante su rostro, ya que se da cuenta de que es el Dios, el consorte de la señora, y de que es la parte dorada de su ser plateado. Se sonríen abiertamente. Sus cuerpos separados se van fusionando muy despacio en una única y cegadora entidad luminosa. Y el círculo humano se sumerge en la oscuridad. Su corazón temeroso dirige la mirada al cielo, pero solo se trata de otra nube que ha pasado por delante del rostro de la luna. La luz retorna casi tan deprisa como se había esfumado. Quizás no tan mística como antes. Todas las miradas se vuelven hacia el centro del círculo. Y está vacío.

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