HORIZONTES DE REDES NOOSFERICAS

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viernes, 22 de agosto de 2008

ATENAS....

Atenas, la ciudad de los sofistas
-En el siglo V a.C., cuando Atenas vive el momento de extraordinario esplendor conocido como «era de Pericles», los sofistas adoptan una nueva actitud intelectual, interesada especialmente en las relaciones humanas y en los problemas de la organización de la ciudad.




Atenea y el nombre de la ciudad de Atenas
La diosa Atenea saltó al mundo armada de la cabeza a los pies y dispuesta a librar batalla. Fue concebida por Zeus, rey de los dioses, y Metis, "la Sabiduría Astura". Había llegado a oídos de Zeus una profecía según la cual todo hijo nacido de Metis sería más importante que su padre y para evitarlo engulló a Metis. Le sobrevino de inmediao una terrible jaqueca, su cabeza se abrió en dos y apareció Atenea, ya completamente desarrollada. Atenea heredó la sabiduría de su madre y fue la diosa tutelar de oficios especializados, tales como el arte de tejer o de construir barcos.




Uno de sus emblemas especiales era la lechuza, la más sabia de las aves. Cuenta el mito que Atenea y Poseidón disputaron sobre quién debía ser el patrón de Atenas, y se decidió que ganaría quien hiciese el mejor regalo a la ciudad. Poseidón hizo que brotase agua salada de la Acrópolis (la colina que preside Atenas), dando así acceso al mar a la ciudad. Atenea creó el olivo, cuyo aceite era importante para la iluminación, la cocina y el comercio. Se consideró que ésta era la mejor aportación y la gente dio a su ciudad el nombre de Atenas, en recuerdo de la diosa. En su honor, se erigió un santuario en la Acrópolis, llamado Partenón, a partir de uno de los apelativos de Atenea, Parthenos, que significa "virgen".








Casta y virgen, Atenea hizo que se volviera ciego el tebano Tiresias porque la habia sorprendido un dia bañandose. Sin embargo, sensible a la inocencia de su victima, le concedio la gracia de la adivinacion. Atenea siempre se mantuvo fiel a su idea inicial de ser virgen por vocación, porque comprendía que su nacimiento marcó su destino, separada del sexo que ni siquiera había existido en su concepción. Cuando Atenea tuvo que buscar armas para intervenir en Troya, se dirigió al dios de la fragua, a Hefesto, para que forjase su arsenal. Hefesto aceptó el encargo y se puso a trabajar, enamorado de la bella y decidida diosa. A pesar de su fealdad, Hefesto había sido el marido de Afrodita y la presencia de Atenea le hizo pensar en un nuevo matrimonio. Al hablar del precio a pagar por el trabajo, Hefesto indicó que le bastaba el amor de Atenea. Poseidón, proclamó que la seria Atenea quería ser poseída por el dios armero y Hefesto se lanzó sobre la virgen eyaculó contra su muslo. Esta se limpió con unos vellones de lana que acertó a encontrar en la forja y lo arrojó al suelo, pensando que así daba por zanjado el incidente, y no llegó a pensar en lo que iba a suceder con esos vellones empapados con el esperma de Hefesto. Gea, la Tierra, recibió el esperma y quedó automáticamente preñada. Gea dejó claro que no iba a aceptar el hijo resultante de la estupidez de los demás y Atenea, sintiéndose parte responsable del incidente, tomó la decisión de hacerse cargo de la criatura tan pronto fuera parido por Gea. El hijo, Erictonio, fue sacado del Olimpo y llevado a la corte del rey Cécrope, para más tarde llegar también al trono de Atenas, como sucesor de su padre adoptivo.




GRANDES PANATENEAS: Fiestas que se celebraban en honor de Atenea; en ellas se celebraba una solemne procesion, con la participacion de todo el pueblo, y en la que los jovenes llevaban hacia el altar animales para el sacrificio y el manto, llamado peplo, que jovenes escogidas tejian cada año para la diosa.


Los sofistas cambian el paisaje ante el que va a surgir otra forma de reflexión. Con ellos lo importante no es tanto la explicación de la naturaleza (physis), cuanto la organización de la ciudad (polis). Y así como Éfeso, Mileto o Halicarnaso fueron las ciudades donde se formularon las primeras respuestas filosóficas, será Atenas la nueva metrópoli de la filosofía. Tucídides la definió como «educadora de Grecia».

El cambio de escenario implica un cambio de perspectivas e intereses. Los problemas que plantean las nuevas formas de vida tienen más que ver con las relaciones entre los hombres y las dificultades surgidas con la organización de la ciudad, que con la observación del universo.
El siglo V, o lo que se suele llamar la «era de Pericles», va a despertar un afán de cultura y de formación intelectual acorde con el desarrollo del arte y la literatura de esta época. Los ojos de los griegos, que empezaban a acostumbrarse a las maravillosas esculturas de Fidias en el Partenón, comienzan a dirigirse también hacia sí mismos. Con esta peculiaridad de la reflexión, no solo se recordaba, en cierto sentido, el viejo lema inscrito en el templo de Delfos Conócete a ti mismo, sino que se ponían las bases para una crítica del lenguaje que va a ser el fondo desde el que se levante esta primera forma de mismidad.

Los llamados sofistas serán quienes inicien este tipo de actitud intelectual y quienes constituirán un nuevo modelo filosófico. Con ellos aparece, pues, una manifestación de las necesidades teóricas de la polis, que se articularán en torno a cuestiones antropológicas, o sea, cuestiones que tienen que ver con el hombre y lo que se quiere hacer de él.