HORIZONTES DE REDES NOOSFERICAS

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sábado, 3 de enero de 2009

PERIHELIO----2009: Otra vuelta al Sol

Domingo día 4 de enero: La Tierra en el perihelio, el punto más cercano al Sol en su órbita, a 147,095,271 km. ¡En pleno invierno!
Mercurio en su máxima elongación oriental. Visible al inicio de la noche hacia el poniente.

 



Hace cuatro siglos, Galileo miró al cielo con un telescopio. Y lo que vio no aparecía en ningún libro. Ninguna autoridad clásica había previsto montes o mares en la Luna, fases en Venus, astros que orbitaran en torno a Júpiter, o las miríadas de estrellas desconocidas antes que aparecían allí donde apuntaba un simple canuto de cartón con dos lentes toscamente pulidas.

En 1609, con Galileo nacía una astronomía nueva, basada en la observación y que a la vez estaba libre de los prejuicios de seguir los dogmas y, por ello, necesariamente se enfrentaría siempre contra ellos. Poco menos de 1.000 kilómetros al norte, en Praga,  J. Kepler estaba ese mismo año acabando también el tratado fundacional de esa nueva astronomía que, además de basarse en la observación, tenía un sólido aporte teórico de las matemáticas y una mecánica que, ciertamente, no nacería hasta medio siglo después con Newton.

Fue uno de los primeros momentos de la historia de la modernidad, un tiempo fundacional de una ciencia que también se convirtió en motor de cambio y progreso. Nacida del tesón de investigadores que comprendieron que el conocimiento no era algo que pudiera hurtarse al resto del mundo, simplemente porque no casaba con los deseos de quienes detentaban el poder y el control del pensamiento.

La celebración en 2009 del Año Internacional de la Astronomía sigue siendo una reivindicación por el papel de la ciencia para transformar el mundo. Especialmente el de una ciencia, la astronómica, que parece hablarnos de mundos ajenos e intangibles, de elucubraciones lejos de nuestra realidad.

Si no hubiera existido Copérnico, las revoluciones sociales llevarían otro nombre, pero no el del movimiento de los astros en torno al Sol. Sin Galileo o Kepler, ¿qué mundo tendríamos ahora? ¿El de los príncipes de una iglesia que se negó a mirar a través de un telescopio simplemente porque no querían conocer la realidad si no estaba contada en enormes y lujosos libros miniados?
 
Milutin Milankovitch a mediados del siglo pasado (1941),  propuso que las glaciaciones se podían explicar, tanto su inicio como su finalización, a partir de variaciones en la órbita terrestre. Caben tres tipos de variaciones: alteraciones de la órbita (cambio de la excentricidad) y modificación en rotación (cambio de la inclinación del eje y de su dirección).

Alteraciones orbitales

 

Hay año solar y año lunar. El año solar es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa en torno al Sol, o vuelta orbital. Hay tres clases de año solar: tropical, sideral y perhihélico. El año tropical es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta orbital con respecto a la posición del Sol. Dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos.

El año sideral es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta orbital con respecto a la posición de las estrellas. Dura 365 días, 6 horas, 9 minutos y 10 segundos. El año perihélico, o "anomalístico", es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta orbital con respecto al perihelio, o punto en el que la Tierra está más cerca del Sol. Dura 365 días, 6 horas, 13 minutos y 53 segundos. El año lunar es el tiempo que, con respecto a la Tierra, tarda la Luna en completar doce ciclos de fases lunares. Cada ciclo consiste en ocho fases lunares. Dura 354 días.

Quizá en Mesopotamia, hace 2,000 años antes de la Era Cristiana, comenzó la celebración del Año Nuevo, en un día próximo al 21 de Marzo, o equinoccio de primavera, cuando el día y la noche duran el mismo número de horas (en el hemisferio norte). El año de Mesopotamia era lunar. Los egipcios, fenicios y persas celebraban el Año Nuevo en un día próximo al 21 de sptiembre, o equinoccio de otoño. El año egipcio y el persa era solar. El fenicio era lunar. Los griegos celebraban el Año Nuevo en un día próximo al 21 de diciembre, o solsticio de invierno, cuando el día dura menos en el año. El año griego era una combinación de año solar y año lunar.

Los más antiguos romanos celebraban el Año Nuevo en el primer día de mrzo. El año era lunar; y tenía sólo diez meses. En el año 700 antes de la Era Cristiana, Numa Pontilius, segundo rey de Roma, agregó dos meses: enero y febrero; pero el Año Nuevo todavía se celebraba en el primer día de marzo. En el año 153 antes de la Era Cristiana, los romanos celebraron por primera vez el Año Nuevo en el primer día de enero. En el año 46 antes de la Era Cristiana, el dictator perpetuo Julius Caesar adoptó el año solar, y decretó un calendario que corregía la creciente imprecisión del calendario lunar. En el nuevo calendario, llamado juliano, la fecha de celebración del Año Nuevo era el primer día de enero.

En el año 567 de la Era Cristiana, el segundo Concilio de Tours abolió celebrar el Año Nuevo en el primer día de enero. Entonces los pueblos cristianos celebraron el Año Nuevo, por ejemplo, en el día 25 de marzo, cuando se celebraba la Fiesta de la Anunciación; o en el día de la Pascua, recomendado por el tercer Concilio de Tours, en el año 755. En el año 1582, el papa Gregorio XIII decretó un nuevo calendario, que corregía la creciente imprecisión del calendario juliano, y que rápidamente adoptaron los pueblos cristianos católicos. En ese calendario, llamado gregoriano, el Año Nuevo debía celebrarse en el primer día de enero.

El año cósmico es el tiempo que tarda el Sol en dar una vuelta completa en torno al centro de la galaxia Vía Láctea, de la cual es parte. Dura 220 millones de años solares.

  AÑO ANOMALÍSTICO : Otra vuelta al Sol

Es el periodo comprendido entre dos momentos sucesivos en los que la Tierra se encuentra en el perihelio. Durante ente año la Tierra atraviesa 360º 11′ 25″, y tarda 365.259544 días. Miremos al planeta a la distancia. Desde nuestro imaginario punto de vista en el espacio, miramos hacia abajo y vemos a la Tierra y el Sol. La Tierra se mueve, orbitando a la estrella. Pero ¿cómo medimos esa rotación? Para algo que se mueve, debe hacerlo en relación a algo más. Para eso podemos usar las estrellas. Marcamos la posición de los dos objetos usando las estrellas y esperamos. Un tiempo después, la Tierra se movió en un gran círculo y llegó a donde comenzó en referencia a esas estrellas. A eso se llama "año sidereo" (sidus significa estrella en latín). ¿Y cuánto tarda eso? Unos 31.558.149 segundos, o Pi por 10 millones (como a algunos les gusta decir ya que es fácil de recordar y bastante aproximado).

La Tierra tiene una órbita casi circular (poca excentricidad).  Pero esa forma puede variar. Ahora, entre el momento de más cercanía al Sol (perihelio, 4 de enero, 147,5 millones de kilómetros) y el de más lejanía (afelio, 4 de julio, 152,6 millones de kilómetros) hay una variación del 3,4%. Eso es poco. Incluso se va a reducir un poquito. La órbita de la Tierra está haciéndose, ahora mismo, más circular todavía. Pero luego, cuando llegue al mínimo, empezará a aumentar la diferencia en kilómetros entre perihelio y afelio. La órbita se hará más elíptica. Y eso puede tener consecuencias para las glaciaciones. Por sí solo no, pero combinado sí. Perihelio-Afelio

Excenricidad

 

 

 

 

 

 

 

 

El eje de rotación puede variar. Puede hacerse más vertical o inclinarse más. No mucho, porque la Luna no le deja (¡por suerte!). Pero puede variar entre 22,1º a 24,5º. Luego vemos las consecuecias. A este movimiento se le llama nutación.

Nutación

Y por fin está la dirección hacia la que apunta. No siempre es la misma.  Pues cada 23.000 años eso es lo que hace el eje. Se llama precesión. También tiene consecuencias.

Precesión

 

La combinación de movimientos puede hacer que los veranos y los inviernos sean más cálidos o más fríos de la media. Así, cuanto mayor es la excentricidad, más calor hace en primavera y otoño y más frío en verano e invierno (la órbita se ha achatado). Cuando el eje está más inclinado, los veranos son más cálidos y los inviernos más fríos, cerca de los polos, que cuando está más vertical (a mayor inclinación, más rayos de Sol en verano y menos en invierno). Y la precesión puede hacer que el verano y el invierno sean más extremos en un hemisferio y más moderados en otro (el hemisferio que tenga el perihelio en invierno será más suave).


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