HORIZONTES DE REDES NOOSFERICAS

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sábado, 15 de noviembre de 2008

NOOSFERA SIGLO XXI


Evolución humana




UNA BREVE HISTORIA DE LA ESPECIE HUMANA EN SU EVOLUCION
La evolución del cerebro humano y de la inteligencia ha atraído la atención de los investigadores desde los tiempos remotos.
Hagamos un pequeño recuento de la historia del ser humano, desde la perspectiva científica y desde que el hombre se hace bípedo y su cuerpo y su cerebro empiezan a evolucionar. El cerebro como la sede de la inteligencia es una pieza muy importante para los antropólogos.
Retrocedemos entre uno y cuatro millones de años y llegamos a un homínido, tal vez el primero. Esta criatura tenia el tamaño de un chimpancé actual y dotado de un cerebro muy parecido en tamaño al chimpancé actúa, con una capacidad craneal de 450 cm. Cúbicos. Nos encontramos con un Ser que se encuentra mas cerca de humano que de mono. Se les denomino Australopitecinos. Debido al enorme cambio climático acaecido hace cuatro millones de años muchos animales e incluso este homínido perdió su pelo para acondicionarse al clima cálido.
La bipedación dejo los miembros superiores o en aquel caso los anteriores libres y el homínido podían tocar, sentir, manipular más fácilmente partes del contorno. De manera que el cerebro empezaba a recibir un caudal de sensaciones nuevas y después emociones. Esto les daba mas posibilidades de supervivencia y esto de alguna manera ampliaba y formaba más complejo el cerebro.
De esta manera la selección natural nos condujo a cada vez mayores y mejores cerebros.
Después llegaron los Australopitecinos con un cuerpo un poco mayor y un cerebro un poco mayor que el del chimpancé. Estos ya tenían una relación cerebro y cuerpo superior a la de cualquier póngido, convirtiéndoles en los animales más inteligentes de su tiempo. Estos seres vivieron en la tierra por espacio de tres millones de años y se extinguieron por completo hace un millón de años.
Al final ya existía otro homínido con mejor desarrollo cuerpo cerebro, que se convirtieron en él género homo, con mayor inteligencia y superioridad. Este género venció a todos los demás gracias a que disponían de un cerebro mayor.
Se trata del homo Habilis, de corta talla como de un metro de alto, pero con un cerebro más voluminoso casi la mitad del tamaño de los actuales seres humanos, o sea con un volumen craneal entre 600 y 850 cm. cúbicos. Sus huesos craneales eran más delgados y se adaptaban a la configuración del cerebro. No podían hablar pero emitían muchos sonidos, sus manos y pies muy parecidos a los nuestros y con mandíbula más pequeña. Empezaron a fabricar instrumentos de piedra.
Tras esta especie evoluciona la otra que predominó hasta que la anterior desapareció por completo.
Nació el Homo Erectus hace un millón de años hasta hace 300.000 años. Con la corpulencia y peso parecida a los actuales seres humanos. Se convirtió en el único homínido existente y llegó a pesar 70 k. y ha medir 1,80 cm. Y con un cerebro de volumen entre 850 y 1100 cm. cúbicos que pesaba como las tres cuartas partes que el cerebro actual. Este ser fabricó utensilios y se reprodujo por muchas partes del globo terrestre. Era una época glacial y el mar se echaba hacia atrás por la gran cantidad de hielo que se formaba, esto les permitió poder cambiar de continente. Ocupo parte de África, Europa y Asia y empezó ha usar el fuego.
Hacia el 200.000 a. C. el homo Erectus se extinguió, pero unos evolucionaron hacia cerebros tan voluminosos como los nuestros, aunque eran menores por delante y mayores por detrás. Eran los Neandertales. Sus cráneos tenían un volumen medio de 1350 cm. cúbicos, y se diferencia del actual cráneo humano porque tenían muy pronunciada la parte supraorbital y la frente y la barbilla hundidas, con dientes anchos y mandíbula prominente. Aparecieron muchos esqueletos todos con la misma forma del cráneo. A esta especie se la considera como Homo Sapiens Neanderthalensis, que junto con nosotros somos las de las subespecies del Homo Sapiens, de hecho se parecen muchos a nosotros excepto por el cráneo. Esta especie vivió desde los 200.000 a los 30.000 a. J.C. en África y Europa coincidiendo con los periodos glaciales.


En algún momento posterior al 50.000 a. J.C., existió una variedad de Neandertales con la región supraorbital menos pronunciada, con frente despejada, barbilla bien delineada y dientes más pequeños. Se trata del homínido idéntico al hombre actual. Somos Homo Sapiens. Entre los 50.000 y las 30.000 ambas especies de Homo Sapiens convivieron, hasta que prevaleció como única especie el Homo Sapiens. En esta época los mares descendieron mucho y pudieron poblar por primera vez los continentes de Australia y Norteamérica y se abrieron paso hacia el archipiélago Japonés.
Todas las áreas continentales excepto los polos fueron objeto de asentamientos. Estos seres pintaban, tenían arcos y flechas, lámparas de aceite, domesticaron los animales y vivían de la caza y eran nómadas. También realizaban el pensamiento abstracto y los enterramientos con rituales.
Sobre el 8.000 a. J.C. se practico la agricultura y el sedentarismo. Luego vino la cerámica, el tejido, el regadío, el cobre, las balanzas, los relojes de sol, el bronce, los carros, etc. todo hasta nuestros días viene de esta especie humana que por su evolución le ha hecho mucho más inteligente que las anteriores, en gran medida gracias a las dimensiones de su cráneo.
Ya sabiendo todo esto, podemos pensar que nuestros cerebros y nuestro cuerpo están en constante cambio, están evolucionando para mejorar la especie humana.
Hoy en día no se puede afirmar con severidad que la inteligencia humana depende únicamente del volumen craneal, ya que grandes pensadores y mentes muy lucidas nacieron con volúmenes craneales entre 1.000 y 2.000 cm. cúbicos. Hoy en día nuestro cerebro es tres veces mayor que el de los grandes primates, como el gorila y los chimpancés.
Podemos asegurar que el tratamiento cráneo-sacral ayuda enormemente a la evolución de nuestros cerebros y a mejorar y potenciar nuestra inteligencia y nuestras ganas de saber o de adquirir conocimiento. Con esta terapia adquiriremos mayor lucidez mental, inteligencia, claridad y mejoraremos nuestra capacidad mental. Nuestro volumen craneal se mejora notablemente y nuestro cerebro no se ve tan forzosamente oprimido.
Nuestra genética va mejorando y nosotros podemos hacer mucho por nuestras cabezas y por nuestro sistema nervioso en general, a través de la terapia cráneo-sacral.
Importancia del esfenoides en la evolución humana
Estudios recientes sugieren la hipótesis según la cual los cambios (por mutación) de la posición del esfenoides han implicado transformaciones en la capacidad cerebral y, transitivamente, avances en las capacidades cognitivas e intelectuales.Dentro de la línea filogenética que desemboca en el Homo Sapiens Sapiens se periodizan las siguientes etapas:
Hace 60 millones de años los prosimios tenían un esfenoides horizontal y plano como la inmensa mayoría de los demás animales con cerebro.
Hace unos 40 millones de años, en los simios el esfenoides tenía una primera inclinación hacia abajo lo cual permitía un aumento de la capacidad encefálica. Los lóbulos occipitales obtuvieron más espacio y así se logró un perfeccionamiento de la visión estereoscópica y probablemente de la memoria visual.
Hace menos de 12 millones de años se produjo una nueva inclinación hacia abajo, esto en la línea evolutiva dio origen a los antropoides, lo cual implica un cerebro aún mayor en proporción al resto del cuerpo.
Hace unos 6 millones de años, con los Australopithecus, la inclinación del esfenoides se volvió a acentuar, y con ello se incrementó la capacidad neurocraneal.
Hace 2 millones de años se produjo la misma inclinación hacia abajo del esfenoides, coincidiendo con un total bipedismo. Tal bipedismo, supone la necesidad de un cerebro voluminoso con redes neuronales complejas como para mantener esa posición opuesta a la gravedad. Es también probable que esa nueva posición del esfenoides permitiera un habla rudimentaria, cuyos fonemas eran chasquidos y tonos guturales.
Entre 200.000 y 160.000 años atrás el esfenoides obtuvo la inclinación que se encuentra en el Homo Sapiens Sapiens. Este hecho coincide con un aumento de la capacidad cerebral, (en especial de los lóbulos frontales) y una mayor irrigación sanguínea para el cerebro.